Entre el cielo y la pared
de almibar y de cemento, de color y grises plateados.
Tiemblan cimientos y sucumben vientos...
Juegan las plumas de las puntas con el asfalto oscuro y mugriento,
pared ruda, suave al tacto Piel y surcos.
Piel...
y surcos.
Y se arrancan pensamientos con el alma enredada en la grieta de una esquina.
Y en el roto de un costado surge un ala que se inyecta un poquito de melancolía...
Y te quedas pegada, boca abajo en un cielo que no alcanzas ni en mil años.
angie
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